La web3: un cambio de paradigma
La blockchain viene de la mano con una revolución que traerá cambios profundos para la humanidad.
Querida nación Bankless,
La blockchain es una tecnología con la que todos estamos familiarizados. Sin embargo, con lo que puede no estemos familiarizados es con el cambio de paradigma que esta tecnología involucra. El epistemologo Thomas Kuhn, nos advierte en su principal libro que la ciencia y los avances de la técnica no son lineales y nos han llevado por constantes revoluciones científicas que terminaron por cambiar por completo la concepción del mundo que teniamos antes. Kuhn denomina a este fenómeno como cambios de paradigma.
Un paradigma es como una fusión entre “panorama” e “ideología”. Cada persona elabora distintas explicaciones — teorías — sobre cómo el mundo funciona desde el primer momento en que pisa esta tierra, consciente o inconscientemente; y, a través de estas explicaciones, es que logramos establecer un panorama claro por el cual dar pasos firmes.
Cuando las explicaciones sobre cómo funciona la realidad empiezan a fallar, se da lo que se denomina crisis de paradigma. En la actualidad, tenemos instituciones que llevan siglos fallando. Formas de organizarnos que nos mantienen en eterno conflicto y crisis. La blockchain ha llegado como solución y, más que una tecnología, lo que representa es un cambio de paradigma. Te explico porqué en el newsletter de hoy.
Los origenes de la centralización
La centralización es un fenómeno inherente a las organizaciones humanas. No hay nada de malo con la centralización per se, ya que ha sido un principio organizacional que nos ha mantenido a flote durante diferentes procesos de nuestros desarrollo como sociedad. Cabe recalcar que la centralización la vamos a encontrar en cada institución social y gubernamental — empezando por la familia. Hasta el día de hoy, seguimos recurriendo a instituciones con autoridad centralizada para mantener el orden y la armonía. Ya sean colegios, gobiernos, universidades, grupos de facebook o un clan dentro de un videojuego: siempre encontraremos un líder o autoridad central.
Recordar esto nos es importante porque una característica que se recalca de la blockchain, en todo momento, es su descentralización y pocos entienden lo que esto significa. La descentralización no es la antitesis de la centralización, sino un componente teórico que expande nuestra forma de pensar acerca de nuestras organizaciones humanas.
Descentralización como principio de optimización
Cuando la centralización se nos hace inherente a casi la totalidad de instituciones humanas, las personas empiezan a acostumbrarse a que las cosas funcionen de esta forma. Inicialmente, los gobiernos nacieron para ser árbitros en nuestros conflictos — he aquí los clanes y sus “sabios” —. Sin embargo, el poder es una cualidad que tiene una tendencia a seguir expandiéndose y acaparar cuanto más pueda o se le permita.
Es así como, posteriormente, encontraremos que los gobiernos ya no solo nos brindan seguridad y cumplimiento en nuestros litigios; sino, también, escuelas, servicios públicos y hasta trabajo. Esto en principio sonará beneficioso para muchos, pero luego las cosas empezarán a tornarse opuestas a nuestros derechos e intereses individuales sin siquiera poder mostrar consentimiento u oposición alguna. El gobierno empieza a decirte qué es lo que puedes hacer y no hacer con tu cuerpo. Por ejemplo, se establecen condiciones de si te es permitido o no salir a la calle según tu estado de vacunación o el lugar en el que trabajas. Si es que tienes hijos, deja de tu decisión cómo y dónde estudian; ya que, pasa a ser una decisión del gobierno. Vemos que las distópicas ideas narradas en 1984 se empiezan a tornar realidad.
Notamos, entonces, que la centralización es inevitable, pero existen grados al respecto: un espectro. Normalmente, en el espectro defensor de la centralización encontraremos los gobiernos más autoritarios y menos libres y, al otro extremo, estarán los gobiernos más democráticos y libres.
Los humanos hemos batallado con la centralización desde la eternidad y puede decirse que es una relación de amor-odio de la cual no podemos escapar. Años de experiencia nos han demostrado que dejar que una sola autoridad se haga con todo el poder, terminará por hacernos caer en la desgracia. Por más benevolentes o ilustrados que estos gobernantes pretendan ser, no existe caso alguno donde la frase del historiador político Lord Acton no se saque a relucir: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Si queremos ser libres en un mundo donde el arbitraje y la discresionalidad de un tercero son inevitables, no nos queda de otra que optimizar nuestras instituciones a favor de la descentralización. Es así como la descentralización juega el papel de principio de optimización porque cada una de nuestras instituciones esperan alcanzar un grado máximo de descentralización hasta donde se es posible. La blockchain está dispuesta a romper este esquema limitador y su propuesta es revolucionaria para lo que se consideraba, hasta hace poco, algo imposible.
Descentralización como condición inherente
Para poder ser la infraestructura del comercio mundial, el Bitcoin no pudo crearse bajo las mismas reglas de juego que habían prevalentes. No puede haber una red donde repose la riqueza mundial y, a la vez, exista una tendencia de la misma a corromperse; es decir, que su mantenimiento y seguridad recaiga en el poder de una casta privilegiada. La historia nos demuestra que no podemos otorgarle tanto poder a una autoridad y confiar en que esta actúe sin sesgo o malicia. No existe tal santo en el mundo y, si existiese, tarde o temprano, aparecerá un diablillo en su hombro con muchas ganas de corromperlo. Recordad que la democracia no elige al más sabio, sino al más popular — o populista.
De esta forma, la blockchain aparece como una tecnología que adhiere la descentralización como condición inherente. Lo que significa que el poder de manejo de la red tiene la peculariedad de ser administrado no por cierta entidad, sino por un número indefinido de entidades que tengan los suficientes recursos y el interés para sostener la red. La data está distribuida y compartida por cada computadora que se adhiere al sostenimiento de la red, sin excepciones. Por último, el consenso sobre cada cambio que se realice en la red debe ser validado por este mismo número indefinido de computadoras, y ser resistente a ataques internos y externos. No todas las blockchains cumplen este estándar. Sin embargo cualquier blockchain pública que no lo cumpla, pasa a morir en la categoría de las shitcoins.
Una tecnología que lo abarca todo
El marco de referencia ha cambiado. Nuestras instituciones humanas tienen la condición inherente de ser centralizadas; pero la blockchain nace en el hemisferio opuesto. Se empiezan a programar aplicaciones para esta tecnología y este componente central no puede ser dejado de lado en cualquier proyecto que intente alcanzar el éxito.
Se abre un mundo de posibilidades para las organizaciones humanas y, a la vez, un escenario salvaje de ensayo y error que terminará por dejarnos un progreso sin precedentes para el avance de la civilización. Empezamos a idear y crear, de forma que despierta una revolución en la estructura de las instituciones humanas:
Derechos de propiedad inalienables
No existe más vasallaje en la blockchain. Tu dinero es tu dinero y de nadie más. Las causas sociales que desees apoyar son tu decisión y ninguna persona o entidad es capaz de decirte cómo es mejor usar tu dinero ni la moral que debes seguir. Pero, la propiedad no acaba ahí. El arte, la música, tu inmueble, vehículo o hasta un pedazo de tierra: absolutamente todo puede ser tokenizado en la blockchain. De esta forma, no necesitas reparar en un intermediario corrupto que valide — y lucre — por tu interacción en el mercado con otras personas. El código es la ley.
Esta responsabilidad es de las base layers como es el caso de Ethereum y Bitcoin.
Derecho a generar tu propia identidad
Al inicio las personas creíamos que nuestra identidad estaba en relación a cómo nos percibía el resto. Nuestros nombres nos los dan nuestros padres y nuestro género la sociedad. ¿Tan poco nos pertenece? Lo cierto es que nuestra identidad es algo que reforzamos nosotros mismos con cada decisión que tomamos: cómo nos vestimos, hablamos, nos relacionamos, etc. Miles de personas batallan día a día contra gobiernos conservadores y la sociedad para que reconozcan su identidad de la manera que ellos mismos y sus cercanos la perciben. Únete a la blockchain y tu identidad estará en tus manos.
Algunos proyectos trabajando en este sistema son Proof of Humanity y BrightID.
Derecho a ser juzgado y a recibir justicia
Momentaneamente, es claro que esta clase de interacciones harán aparecer conflictos. Ni en las blockchain las cosas pueden ser color de rosa. Los litigios y mediaciones son resueltos comunmente por jueces provistos por el gobierno. La cuestión es que muchos gobiernos tienen leyes injustas y muchas son privilegios que benefician a una parte, en vez de deribar de una ponderación de lo justo. El derecho tiene muchas teorías sobre cómo deben resolverse los conflictos, pero lo que sucede normalmente es que las leyes están infestadas por la política y la teoría pasa a segundo plano. La descentralización de la blockchain permite crear un número indefinido de juzgados. Cada uno podrá aplicar la doctrina jurídica y un manejo de resolución de conflictos que mejor prefiera y, de la misma forma, los terceros podrán decidir qué juzgado utilizar en caso de que su contrato derive en algún conflicto o incumplimiento de cláusula. De esta forma, la descentralización disipa la responsabilidad a un número extenso de actores, de forma que el margen de error disminuye y la retroalimentación aumenta. Al cabo del tiempo, las mismas personas terminarán por elegir determinadas formas de resolución que se volverá el estándar y se hará la ley.
Existen varias plataformas de resolución de conflictos, pero Kleros y Aragon son el par más conocido.
Derecho a la libre expresión
Hoy en día, la web2 no es muy diferente a un gobierno socialista. Lo que se dice y no se puede decir está siendo constantemente controlado por las empresas que manejan las principales redes sociales en el mundo. De la misma forma, censurar una página web es un privilegio del FBI y las poderosas naciones dueñas de casi todos los data centers. Muy pocos webhostings offshore permiten la libre permisibilidad de los datos que se transmiten. Por estos motivos es que se creo la deep web y, curiosamente, esta usa un sistema descentralizado muy similar a la blockchain.
Al no haber un intermediario central que maneje la data que se transmite en la red como es el caso de la blockchain, ninguna entidad tiene la posibilidad de acabar tu libre expresión una vez haya sido puesta en el registro de bloques.
Como toda herramienta, el uso correcto es responsabilidad del usuario. Esperamos que esta tecnología se use en gran medida para el bien más que para el mal. Siempre habrá la posibilidad de que cada uno de nosotros establezca filtros para elegir que tipo de contenido ver y no ver. Así como la posibilidad de asignar reputación negativa a los usuarios que hagan mal uso de este derecho.
La creación de una red social y medios de comunicación descentralizados es un largo camino por recorrer, pero la infraestructura está en marcha por parte de Lens y medios de comunicación como nosotros, BanklessDAO.
Derecho a la privacidad
La privacidad es un componente central de toda sociedad libre y poco a poco las personas han ido cediéndola en compensación de mayor seguridad u otros pseudoderechos. Algunos individuos no desean intercambiar su privacidad, pero, cuando se aparece esta posibilidad, son arrastrados con el conjunto que está conforme.
Actualmente, el gobierno tiene la posibilidad y derecho de rastrear cada huella que dejes sobre mar, tierra y ciberespacio. Desde tus transacciones bancarias, hasta tus conversaciones por redes sociales, mensajería instantánea y fotos tomadas desde tu celular son rastreadas o espiadas. Algunos gobiernos desean ir más allá y quieren implantar un Sistema de Puntaje Social como es el caso de China, y otros países de oriente, para mantener la conducta de sus ciudadanos apegada a un orden social dirigido desde arriba. Occidente no está muy lejos de estas ideas con la implantación de Pasaportes Covid en casi toda Europa y América y las vacunaciones forzadas.
La justificación para ir detrás de tus datos personales ha sido la corrupción, el narcotráfico y tráfico, los delitos cibernéticos y el terrorismo. Lo cierto es que estas leyes en vez de atacar a los delincuentes, atacan a ciudadanos comunes que han obtenido su riqueza por medios lícitos, pero desconocidos por el gobierno, y no han pagado los jugozos impuestos que tanto anhelan. Es así como miles de personas en el mundo son encarceladas por el delito de “lavado de activos” sin que hayan podido probar que ese dinero se obtuvo por medios ilícitos. De esta forma, el tesoro público y el bolsillo de los funcionaros gubernamentales se ancha, mientras que la cantidad de delincuentes circulando se mantiene igual.
La privacidad de las personas se ha visto destruida y todo por cuestiones que recaen únicamente en la decisión personal de las personas. Lo que te metas al cuerpo y si decides practicar un aborto es una decisión que remete únicamente al individuo que lo practica y a la familia interesada. Nada de daño le hace a la sociedad las decisiones que toman estas personas sobre su propio cuerpo, al menos que se pruebe lo contrario. La blockchain recupera la privacidad de la persona con distintos canales de privacidad como Taproot o Tornado Cash. El gobierno no tiene que saber qué haces con tu vida y si lo que alguien hace está mal y provoca daños a la sociedad, tendrán que probarlo atrapándolo con las manos en la masa y no estando detrás del dinero de la gente.
Espero este corto ensayo haya expandido un poco más el panorama de lo que signfica la revolución de la web3. Hemos visto que esta revolución no se limita únicamente a internet, sino que estamos en el progreso de elaboración de un Estado Digital e instituciones sociales reinventadas desde la base. Depender nuestros derechos en la confianza de otros seres humanos ha probado ser una herramienta falaz. Los humanos tenemos ideas y valores diferentes sobre el mundo que nos hace desestimar las realidades y quereres de los otros, muchas veces poniendo a estos “otros” en condiciones infrahumanas. Esta es la razón por la cual el mundo sigue viviendo épocas de conflicto y odio que mensajes de paz y amor nunca han logrado vencer. El panorama nunca había sido tan esperanzador. El código nos permite plantear una neutralidad exepcional sobre las reglas de juego en la sociedad y un respeto irrestricto a cada ser humano sin importar su identidad (origen, raza, género, religión, etc.). Esperamos que esta tecnología sea un salto cuántico en la inclusión y aceptación entre todos nosotros como miembros de un mismo y enorme Estado: la humanidad.