Los NFTs podrían darle la vuelta a la ley de derechos de autor
Un abogado especializado en el mercado de valores analiza por qué los NFT desbloquearán la nueva economía creativa.
Querida Nación Bankless,
La ley de derechos de autor cada vez más parece una reliquia del pasado. Podemos hacer algo mejor.
En este número, el abogado especializado en el mercado de valores, Brian Frye, (quien recientemente se unió a Ryan & David para una conversación en el podcast) explica cómo los NFTs están marcando el comienzo de un renacimiento artístico y cambiando la forma en que pensamos sobre la propiedad intelectual.
- Equipo Bankless
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NFTs y la nueva economía creativa
Autor: Brian L. Frye, profesor de derecho en la Universidad de Kentucky
Traducido al español por: Anaphant
“Para que las cosas sigan igual, todo tendrá que cambiar.”
La ley de los derechos de autor está obsoleta, simplemente no hemos sido capaces de admitirlo todavía. Ha existido desde hace casi 500 años y ha sido muy útil y buena, pero ya no la necesitamos como antes.
¿Por qué? Porque los NFT han introducido una nueva forma de compensar a los autores que es mucho más eficiente. Los derechos de autor siempre fueron rebuscados, una solución llena de parches para hacer que las obras de autoría fueran artificialmente escasas y así subsidiar indirectamente su creación, publicación y distribución. Era un compromiso razonable cuando este proceso era costoso. Pero ahora puede ser gratis y los derechos de autor son solo un costo transaccional en el consumo. Claro, los derechos de autor aún alientan a los autores a crear obras, pero no de manera tan efectiva. Podemos hacerlo mejor y el mercado de NFT es prueba de eso.
La Stationers’ Company inventó los derechos de autor a principios del siglo XVI, poco después de que la imprenta llegara a Londres. En 1710, la compañía convenció a los Reyes para que creara la primera ley de derechos de autor, el Estatuto de Anne, que otorgaba derechos de propiedad intelectual a los autores. Por supuesto, los autores todavía quedaban en desventaja porque las editoriales simplemente compraban los derechos de las obras que querían publicar.
Cuando Estados Unidos ratificó la Constitución, otorgó al Congreso la autoridad para crear derechos de autor que el Congreso ejerció de inmediato plagiando el Estatuto de Anne, irónicamente. Si bien el alcance y la duración de los derechos de autor se han ampliado gradualmente desde entonces, la idea básica sigue siendo la misma. Los derechos de autor otorgan a los creadores ciertos derechos exclusivos para hacer y distribuir copias de sus obras con el fin de fomentar la creación y distribución de dichas obras.
Al menos en la teoría los derechos de autor benefician al público, a todos aquellos consumidores hambrientos de contenido, ya que alientan tanto a los autores a crear nuevos trabajos como a los editores a distribuirlos. Sin derechos de autor, las obras de autor serían "bienes públicos", disponibles para que cualquiera las use como quiera. Es por eso que las copias de obras antiguas en el dominio público son baratas o gratuitas, los derechos de autor que los protegían terminaron su vigor.
Sí, los derechos de autor hacen más caro el contenido. Pero eso está bien porque alienta la creación y distribución de más trabajos que nos encanta consumir. Es una ganga si el valor de esas obras es mayor al costo de los derechos de autor. Pero el trato comienza a parecer una estafa cuando los derechos de autor se expanden aún cuando el costo de producir y distribuir las obras disminuye.
Es especialmente extraño que los derechos de autor protejan automáticamente casi todo lo que creas, quieras o no. Después de todo, el objetivo de los derechos de autor es brindar a las personas un incentivo financiero para crear y distribuir contenido. Si no quieres o necesitas un incentivo se vuelve un peso muerto.
Como mínimo deberíamos cuestionar la eficacia de los derechos de autor cuando el 99.99% de las obras que protege no tienen valor económico. Aún así, con mucho gusto escribí este ensayo de forma gratuita, pero los derechos de autor lo protegen de todos modos.
Excepto que no los protege porque pongo mis escritos en el dominio público y adopto una “licencia de plagio”.
Tiene que haber una mejor manera. Y ahí está. Lo sabemos desde hace años. Se llama el mercado del arte.
Cuando hablo del mercado del arte me refiero del arte como una forma de inversión, no como un bien de consumo. Mucha gente compra arte para decoración, y eso es genial, pero no es el mercado del arte al que me refiero. Estás participando en el mercado del arte cuando crees razonablemente que la obra que compras podría ser más valiosa en el futuro. Obviamente no hay garantía de que una obra aumente de valor. De hecho, el arte suele ser una inversión terrible. Solo una pequeña fracción de las obras de arte vendidas en el mercado primario tiene algún valor en el mercado secundario. Pero algunos lo hacen, y unos pocos se vuelven inmensamente valiosos.
Todo el mundo asume que el mercado del arte es un mercado de objetos. Sin embargo están equivocados por una razón interesante. En realidad el mercado del arte es un mercado de “registros contables”. Cuando compras una obra de arte, en realidad estás comprando que te anoten en el “catálogo razonado” (catalogue raisonné) de un artista, que es básicamente la lista de obras atribuidas a ese artista en particular. Normalmente obtienes un ‘token’ o comprobante físico que representa tu propiedad de ese registro en el catálogo, que por lo general es un trozo de tela sucia o una piedra abultada. Pero el token físico no tiene valor sin el registro en el catálogo. El mercado del arte valora las pinturas y esculturas solo porque todos están de acuerdo en que fueron creadas por un artista famoso, no porque sean valiosas por sí mismas.
El mercado de NFTs funciona exactamente de la misma manera, solo se deshace del token físico y permite a los inversores comprar y vender entradas en los registros del catálogo directamente. Presenciamos un movimiento engañosamente radical. El mercado del arte físico nos resulta mucho más familiar porque conocemos mejor los mercados relacionados a los objetos. Pero el mercado de NFT hace que el arte se vuelva algo extraño e incluso incómodo al eliminar el objeto y obligarnos a reconocer que el mercado del arte nunca fue un mercado de objetos, siempre fue un mercado de influencia. Cuando se compra una obra de arte o un NFT, lo que realmente se está comprando es una inversión en la futura reputación comercial asociada con el artista.
En otras palabras, el mercado del arte siempre ha sido un mercado de valores, y el mercado NFT es solo una nueva versión de ese mismo mercado de valores. Eso es lo que lo hace tan genial y prometedor. Cuando los coleccionistas de arte tradicionales compran una obra de arte básicamente están invirtiendo en la carrera de un artista, ya que están apostando a que el artista será más popular en el futuro. Los coleccionistas y compradores de NFTs hacen exactamente lo mismo, solamente que el mercado de NFTs es mucho más transparente, líquido y accesible.
Además, el mercado de NFTs demuestra que los autores ya no necesitan los derechos de autor para generar dinero. El mercado del arte sólo era accesible a un pequeño porcentaje de autores que fueron elegidos por la élite del mundo del arte tradicional. El mercado NFTs está descentralizado y es accesible para todos. Claro, es difícil tener éxito vendiendo NFTs. Pero vender arte nunca antes había sido tan fácil.
Para bien o para mal vivimos en una economía de influencia. El valor depende de la fama y la influencia. Hace mucho tiempo era caro distribuir ideas. Ahora es prácticamente gratis. Cuando los cambios tecnológicos hacen que la información sea gratuita, los mercados deben cambiar. Los derechos de autor eran una gran herramienta política en un mundo caracterizado por la escasez. Pero es inservible en un mundo de abundancia.
Por primera vez en la historia de la humanidad los NFTs prometen a los autores y otros creadores acceso a los mercados de capital. En lugar de vender copias de sus obras pueden vender acciones en su empresa creativa. Creo que esto transformará la economía creativa. Como observó Marshall McLuhan, “propósito es el mensaje”. Y ahora podemos monetizarlo.
Pasos de acción
📖 Lee el último artículo de Brian sobre Trampas de NFTs en la economía de la Influencia (en inglés)
📺 Escucha el episodio del podcast donde Brian colabora para explicar si Los NFTs son valores a futuro (en inglés)
Biografía del autor
Brian Frye es profesor de derecho en la Universidad de Kentucky y artista conceptual que trabaja con NFTs.
Ni consejo financiero ni fiscal. Este boletín es estrictamente educativo y no es un consejo de inversión ni una solicitud para comprar o vender activos o para tomar decisiones financieras. Este boletín no es un consejo fiscal. Hable con su contador. Haga su propia investigación.
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1 Spears-Gilbert Profesor de Derecho, Facultad de Derecho de la Universidad de Kentucky. Permito explícitamente el plagio de este trabajo, y me opongo específicamente a cualquier persona que haga cumplir las reglas o normas de plagio contra cualquier persona que plagie este trabajo con cualquier propósito. Esto significa que puede incorporar este trabajo, sin atribución ni reconocimiento, en el trabajo presentado bajo su propio nombre o cualquier otra atribución, para cualquier propósito.
2 Giuseppe Tomasi di Lampedusa, The Leopard (1958).